En lo más profundo de la provincia de Granada, en la zona de la depresión de Guadix-Baza, encontramos uno de los lugares más increíblemente bellos e inóspitos de la geografía española, un lugar único: El Desierto de Gorafe , el “badland” o tierras baldías , que dejado y olvidado de la actividad humana, encontramos en nuestros días con el mismo aspecto que hace cientos de años.
Bajando hacia la vega del rio Guadiana Menor, uno de los más importantes afluentes del Guadalquivir y y que delimitan este desierto por su parte Este. Por la parte Oeste queda delimitado por el rio Gor. Las zonas de esta parte oeste están dominadas por las arcillas rojas y los grandes cañones con desniveles en algunos de ellos de más de 100 metros. Dentro de esta zona, destaca por su belleza un lugar llamado paraje de los Coloraos.
En la parte más próxima al Guadiana Menor, dominan las arcillas blancas siendo los desniveles de las lomas y los cañones más suaves que al oeste.
En cuanto se accede a este desierto, el impacto visual es extraordinario. Una sucesión continua de grandes perspectivas, detalles y rincones cuya belleza no debe distraer al viajero de que se encuentra en un ambiente verdaderamente duro e inospito por lo que debe moverse poniendo los cinco sentidos en ello, tanto por su propia seguridad como por preservar al máximo la naturaleza que le rodea.
La belleza de estos parajes, ha sido comparada por muchos viajeros con la que podríamos encontrar en los desiertos de Jordania o con las vistas y rincones del Cañon del Colorado.
Rambla de los Anchurones.
Las arcillas y arenas rojizas y rosáceas que cambian de color según la hora del dia, han sido excavadas por las lluvias y los vientos, formando profundos barrancos , por cuyas ramblas es muy fácil perderse si no se conoce el terreno por el que se circula.
Practicamente no encontraremos ninguna actividad humana. Circularemos por pistas rotas que pondrán a prueba las mecánicas de nuestros vehículos. Si llueve o ha llovido, las arcillas de que están formados esos caminos , los convertirán en verdaderas pistas de patinaje, amén de las sorpresas con las que podemos encontrarnos si circulamos por alguna de sus ramblas con esa meteorología
Si no se conoce muy bien la zona, es fácil perderse, por lo que es imprescindible ir muy bien equipado con el material de navegación necesario (mapas, brújula , GPS, y cualquier otro que nos permita orientarnos fielmente), así como haber estudiado con anterioridad la zona por la que vamos a circular. Asimismo, y siguiendo una de las reglas principales para practicar el TT, ir más de un vehículo, nunca solos. Esta regla y en este caso, no la cumplí. En el fondo tuve suerte y lo crucé sin ningún problema. Iba en solitario total, ni tan siquiera llevaba copiloto. En un par de ocasiones tuve que eslingar unas rocas procedentes de anteriores corrimientos y que obstaculizaban el camino.
Entré por la parte norte ya que procedia de la Sierra de Cazorla, cruzándolo de Norte a Sur y como he dicho, me impactó la belleza de ese paraje, primitivo y virgen, tanto que ya estoy preparando otra salida para conocerlo con más detalle, fotografiar sus cambios de colores, escuchar sus sonidos, admirar el vuelo de sus buitres, disfrutar de la soledad de sus barrancos… Eso sí, esta vez con algunos acompañantes más, tanto a nivel de más vehículos, como de copiloto.
Una muestra de las viviendas troglodíticas que abundan por la zona. La vivienda es prácticamente una cueva excavada en las lomas de arcillas, manteniendo de esta forma una confortable temperatura de entre 18 y 22 grados, durante todo el año. Acostumbran a tener trabajada la fachada, y en la actualidad el interior dispone de todas las comodidades actuales.
Este es otro ejemplo de los paisajes más singulares y desconocidos de la geografía nacional y que podemos visitar, como el que dice “a la vuelta de la esquina”, en nuestra propia casa, sin necesidad de efectuar grandes, dificultosos y caros desplazamientos. Todo un regalo.
Nuevamente, una parte de mi TRANSIBERICA, me lleva a recorrer tierras Aragonesas. Esta vez por la zona esteparia del Bajo Aragón, al sur de Zaragoza, zona para mí con un particular encanto que me hace visitarla una vez tras otra.
He recorrido más de 300 kilómetros de pistas y caminos entre Belchite y Cariñena, prácticamente sin pisar asfalto visitando , Ruinas, trincheras y otros vestigios que como imborrables recuerdos han quedado del azote que estas tierras sufrieron durante la pasada Guerra Civil .
Accedemos a esta comarca, por Mequinenza, donde nos regalamos la vista con el Ebro que la baña a sus piés, y con su castillo que la guarda desde las alturas.
De estas llanuras esteparias, se extraen unas interesantes potencias de energía alternativa, mediante el aprovechamiento de sus vientos y sus horas de sol.
Más de la mitad de la ruta la hice totalmente en solitario. Posteriormente me junté con el grupo de compañeros con el que habíamos quedado para efectuar unas prácticas de navegación via satélite organizadas por la empresa Monegros TT .
Una especial paz y tranquilidad te invaden cuando paseas por estas llanuras, Los campos de Belchite.
Y a través de enteras y rápidas pistas de tierra, llego a Belchite.
Las ruinas del Pueblo Viejo de Belchite hablan por sí solas. Rotos testigos de una parte de la Historia que no debería repetirse nunca.
Fantasmagóricos modelos fotográficos. Mudos vigilantes de estas llanuras. Compañeros de fuertes y frios vientos.
Estas ruinas son mucha ruina.
Belchite, bautizado por algunos como El Pueblo Fantasma …
Ruinas del Antiguo Seminario.
Ubicado en la carretera que comunica Belchite con Lécera, a la altura del puente sobre el río Aguasvivas, es una construcción que data del S.XVIII. De estilo barroco, sufrió numerosos daños tanto en la Guerra de la Independencia (fue restaurado) como durante la Guerra Civil. Esta última guerra trajo consigo su traslado a Alcorisa con lo que en 1937 quedó abanadonado. Hoy en día aunque muy deteriorada se conserva la capilla, parte de los muros y restos de la tapia perimetral
Cerca de Belchite, en un alto llamado Mojón del Lobo, desde donde se dominaba el antiguo pueblo y parte de su campo y donde actualmente se ubican antenas repetidoras, podemos observar unas cuevas donde las tropas republicanas tenían ubicadas unas baterías de cañones que, apuntando directamente a Belchite, ayudaron a la destrucción de la población.
Emilio Oliver Ortiz (Emociones de un sitiado, Belchite Regina martyrum, pág. 97) dedica un capítulo al MOJÓN DEL LOBO. “El enemigo ha hecho profundas excavaciones en el Mojón. Desde el pueblo se ven, a simple vista, cuatro amenazantes bocas abiertas en la peña. Por ellas tienen enfilados cuatro cañones. En los días de paréntesis, de tranquilidad, el Mojón parece un monstruo mitológico de cuatro ojos que mirase ceñudo, hipnotizador, al pueblo tranquilo y hacendoso que tiene a sus pies. Cuando… cañonea a Belchite… se ven salir por sus cuatro ojos miradas de fuego, de odio y de muerte…”
A pocos kilómetros de Belchite, en Lécera, me hospedé en un magnífico establecimiento : El Hotel Rural Rincón del Cierzo, gestionado por una amabilísima familia que junto con el confort y la tranquilidad del ambiente, lo hace altamente recomendable. Yo, cuando vuelva repito.
Al amanecer, y después de dormir a pierna suelta, desde la entrada del Hotel, fui premiado con esta maravillosa vista de la ermita de Santo Domingo, cuya silueta se recortaba en el horizonte contra el rojo del sol naciente.
Algunos espacios naturales se aprovechaban y utilizaban como trincheras que confundiéndose con el terreno circundante , pasaban mucho más desapercibidas.
Estas son algunas de las trincheras desde donde vigilaban y luchaban los soldados, que de ambos bandos tomaban y perdían en repetidas ocasiones estas posiciones desde donde controlaban las llanuras que se extendían a sus piés.
Oí de unos lugareños, que en un momento determinado, cuando se decidió derribar y como acción de guerra este pilar del puente del antiguo trazado del ferrocarril, la dinamita estalló cuando se estaba colocando, volándole una pierna al artificiero que la colocaba. El pilar permaneció en su lugar, no así la pierna…
Con los «compis» de aventura.
Ahí quedan las piedras, mudos testigos de las barbaridades cometidas por ambos bandos en estas planicies y que por poco que les prestes atención, te contarán mil y una historias que, seguro, te erizaran los cabellos.
De la mano de nuestros amigos de Masia Pelarda, estuvimos disfrutando de un par de diás de conducción sobre la nieve caída en los alrededores de la Sierra de Albarracín, en la provincia de Teruel .
Ya en los accesos, y en busca de la nieve, disfrutamos de las características de esta comarca Aragonesa.
Fuimos subiendo buscando el blanco elemento, hasta encontrarlo. A partir de aquí, una verdadera gozada y disfrute estos dos días de conducción sobre nieve.
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La potencia del Hummer, un valor añadido a la hora de circular por estas pistas.
Los ciervos, con todos los derechos del mundo sobre estos parajes, dejan también sus huellas en su cotidiano deambular a la búsqueda de alimento.
Y menos mal que el desayuno había sido copioso. La ayuda de un buen copiloto es esencial.
Lo hemos pasado pipa. Llegó la hora del regreso. La experiencia ha sido enriquecedora.
Continuando por la provincia de Navarra, hacia el Norte, a través del valle de Ezkoa, llegamos a Orbaitzeta, puerta de entrada a la Selva de Irati, una de las extensiones de hayedo-abetal más importantes de Europa y donde antes de continuar en nuestra ascensión hacia el Monte Urkulu, visitamos la antigua Real Fábrica de Armas de Orbaitzeta.
Al pasear por entre sus ruinas, pues al día de hoy es lo único que queda de la antigua factoría, las piedras que tantas veces escucharon el golpear de los martillos, el chirriar de las poleas y el rodar de los tornos, que se iluminaron con el resplandor de sus hornos, y calentaron con las masas de metal fundido mientras moldeaban piezas para la guerra, intentan explicarnos parte de su nacimiento, apogeo, decadencia y muerte. Con su ayuda y un poco de imaginación, podremos trasladarnos a aquellos años del siglo XIX.
El viento, que se mueve entre esas piedras nos trae el sonido de las aguas del arroyo Legartza, que rápidas discurren a sus pies, sin necesidad como antaño de tener que distraerse a mover poleas, enfriar metales o saciar la sed de los herreros que, relucientes de sudor golpeaban regularmente el metal candente sobre los fuertes y sufridos yunques. Ahora las aguas raudas, y libres no se detienen, corren por debajo de los arcos de piedra, igual que lo hacen desde 1784 año en que se inauguró esta “Real Fábrica de Armas de Orbaitzeta”, aunque esta se construyó sobre las instalaciones de una antigua Ferrería construida en 1432 y que ya entonces trabajaba los abundantes metales de este valle, hierro, plata y plomo.
Al parecer, un acuerdo en el que se cedía gratuitamente la antigua ferrería y sus Montes Comunales a la Corona Española, a cambio de la construcción de la fábrica, ya que traería riqueza y trabajo al Valle y a sus moradores, se efectuó fraudulentamente y con engaños por parte de La Corona.
La fábrica, en vez de traer prosperidad y bienestar a los moradores del Valle, actuó totalmente al contrario haciendo, con su emplazamiento, que estas gentes, sufriesen en sus propias tierras, los avatares y penurias propias de las cinco guerras que se desarrollaron durante aquella época, llegando incluso a ser ocupada y destruida por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia.
La Fábrica, ceso totalmente su actividad en 1884. A pesar de ello, los vecinos del Valle de Aezkoa que venían luchando por sus derechos desde el momento de su construcción y puesta en marcha, no los vieron resueltos y debieron seguir en litigios hasta el año 1979 en el que les fueron, paulatinamente, devueltos sus Montes. Aún hoy en día continúan este tipo de problemas con la fábrica propiamente dicha.
Por la parte superior de la zona ocupada por los restos, se encuentran las antiguas viviendas de los trabajadores, así como la plaza con la iglesia que daba acceso a todo el conjunto. Los edificios que conforman esta zona se encuentran en un estado de conservación bastante aceptable, debido principalmente a que siempre han estado habitados y cuidados por sus moradores, mientras que la fábrica se ha convertido en una total ruina, tal y como decía, por haber sido, desde su cierre, totalmente abandonada y dejada en manos de la naturaleza, que poco a poco ha ido recuperando sus espacios.
Actualmente estas ruinas se encuentran catalogadas como “Lista roja de Patrimonio en Peligro”, a la espera de su reconstrucción.
Pasamos a la izquierda de la iglesia, y allí tomamos una pista hormigonada, en dirección norte, que nos llevará hasta esas tierras altas que delimitan la frontera con Francia.
Mientras ascendemos por unas pistas en perfecto estado de conservación vamos cambiando la zona boscosa, cuyos arboles alimentaron en su día la fábrica de armas que estamos dejando atrás, por verdes prados y unas vistas panorámicas que llenan los sentidos. Llegados al alto, a esa zona fronteriza en la que prácticamente no existen o casi no se perciben las señales delimitadoras entre los dos países, las pistas discurren entre uno y otro sin ningún tipo de problemas, únicamente el que uno mismo se quiera plantear ante la incógnita de si rueda por España o por Francia.
Al pasear por estos verdes y ondulados prados, recordamos la diferencia con el paisaje por el que circulamos tan solo hace unos días y del que nos separan menos de doscientos kilómetros: Las áridas y semidesérticas formas de Las Bardenas Reales, de la que hablo en este mismo Blog. Paisajes totalmente diferentes, de belleza inigualable ambos y que forman parte de la variada riqueza natural de Navarra y por extensión de toda España. Esto es una de las partes esenciales y que según mi protocolo, forman los pilares de mi proyecto: mi Transibérica.
Volviendo a esas tierras altas, encontramos variedad de monumentos megalíticos en sus clásicas formas: Dólmenes y Crómlechs . Estas construcciones prehistóricas, podían tener un carácter funerario o religioso. De diferentes medidas y dimensiones se encuentran en todo el mundo, aunque es en los países de la costa atlántica de Europa donde podemos encontrar un mayor número de estas construcciones.
Crómlech, palabra de origen bretón, significa círculo de piedra y está compuesto de varios menhires clavados en el suelo que pueden tener un dintel cada dos o no, formando círculos de varias dimensiones.
Parece que estos del pirineo Navarro, de la Edad de Hierro, formaban parte en su día de construcciones mucho más grandes, de las que han quedado estos pequeños pero interesantes restos. En euskera se denominan harrespil.
Dejamos atrás estas obras megalíticas, y continuando por la pista, entrando y saliendo de España, llegamos al Collado de Arnostegui, en tierra Navarra, a 1400 metros de altura y donde se alza el monte Urkulu.
Este monte, tiene una atracción especial, al estar coronado por una torre romana de más de 2000 años y de difícil justificación al no estar muy claro todavía el motivo de su construcción. Según algunos estudiosos, fue levantada como conmemoración a la conquista de Aquitania y posiblemente también como puesto fronterizo, ya que se encuentra en la calzada romana que une Astorga con Burdeos.
De cualquier forma, esa construcción romana del siglo I AC. No deja de ser una visita obligada y curiosa que nos sorprenderá y no nos dejará indiferentes por lo insólito y enigmático de su ubicación, en un lugar Que toca el cielo, rodeado de la nada.
Siguiendo el protocolo de mi TRANSIBERICA, aquí os hago conocedores de una de sus etapas, también por tierras Navarras, pero con un contenido un tanto especial: mi paso por Las Bardenas Reales.
Las Bárdenas Reales, uno de los parajes más singulares de Navarra, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Ocupa una superficie seca y árida, de aproximadamente 420 km2. Convirtiéndose de esta forma en el “desierto” más grande de Europa, y he entrecomillado desierto, ya que realmente sus características climáticas, sobre todo de pluviometría así como las especies vegetales que aunque pocas, la pueblan, hacen que no se la pueda catalogar como un verdedero desierto. Otra cosa es la sensación y el impacto inicial que recibe el visitante al deambular por sus paseos y que no duda en catalogarlo como tal.
Situada al sureste de la provincia de Navarra. Su particular morfología se debe al efecto devastador de las esporádicas y torrenciales lluvias y el fuerte viento (Cierzo) casi constante sobre esta , modelando un paisaje erosionado y maltrecho, semidesértico y de una gran belleza plástica , donde destacan sus barrancos prácticamente desprovistos de vegetación, mesetas “mesas” y sus cerros, “cerros cabezudos”, cuya coronación formada
por materiales más duros, impiden o ralentizan su completa erosión.
Paisaje impactante y sorprendente, donde La artista Naturaleza, ha ido esculpiendo una verdadera obra de arte, sobre materiales básicos: arcillas, yesos y areniscas valiéndose de unas herramientas que domina a la perfección, las lluvias y los vientos , trabajando durante cientos de años, bajo la mirada curiosa de los diferentes pueblos, vascones, romanos, musulmanes y otros, que han llegado, observado y continuado su camino, sin posiblilidades de echar raíces por ser estas unas tierras inhóspitas y duras, pero llevándose en su interior la experiencia de haber visitado uno de los museos naturales más mágicos y particulares que hubiesen podido imaginar. Si todavía no habéis estado, vé tras mi sombra y visítalo, vale la pena.
Singular forma la de este cerro, icono representativo de estos parajes, conocido como el «Cabezo de Castildetierra»
Circular por las pistas que rodean el polígono de tiro, perteneciente en arrendamiento desde 1951 al Ejército del Aire, te hace sentir la libertad y satisfacción propia de estar surcando las pistas de cualquier desierto del mundo. El recorrer estos lugares, confirma mi idea base de la TRANSIBERICA: que no es necesario hacer largos y costosos recorridos para disfrutar plenamente de diferentes lugares y paisajes . Muy cerca de nosotros podemos encontrar verdaderas maravillas. El viajero se queda extasiado contemplando estos horizontes hostiles y duros que en su dia marcaron las fronteras entre el Reino de Navarra y los árabes, en los inicios de la Reconquista.
Hoy, en las zonas limítrofes de este Parque Natural, el Cierzo deja huella de su paso en forma de peaje , cuando se convierte en energía eléctrica al hacer trabajar a los molinos que la mano del hombre a colocado en puntos estratégicos. Ni vascones, romanos o musulmanes a su paso por aquí los vieron, pero la verdad, no se perdieron nada.
Aún hoy en dia, en estos tiempos dominados por los avances tecnológicos, una práctica ganadera que utilizan los pastores desde hace siglos, la transhumancia, repite año tras año , y utilizando cañadas, caminos y pasos, el desplazamiento , generalmente a pié, del ganado desde los montes hasta los valles y viceversa en la búsqueda de una mejor climatología y de jugosos y abundantes pastos para los animales. Por las Bardenas, pasa uno de esos caminos, el llamado “Cañada Real de los Roncaleses”, por donde cada 18 de Setiembre entran , junto al lugar denominado El Paso, rebaños huyendo de las inclemencias invernales de los montes, conducidos por expertos y sufridos pastores y sus inseparables y bien entrenados perros. En su honor, y reconocimiento, se alza el “ Monumento al Pastor Bardenero”
El día que efectué el recorrido por este museo natural , el tiempo no me acompañó, y el sol, como se suele decir : “brilló por su ausencia”, consecuentemente, las sombras y el colorido de estas peculiares formaciones, al recibir una iluminación plana, no impactaban como lo hacen cuando reciben la luz de la salida o puesta de sol, luz que potencia el dramatismo de las luces y las sombras sobre estas obras de arte. Por ello, voy a volver para poder gozar de la magia de esa iluminación. Cuando vuelva de mi nueva visita, ampliaré este blog.
Continuamos nuestro camino hacia el Norte, donde visitaremos otras zonas de Navarra, esta vez, en los Pirineos, paisaje totalmente diferente al de estas Bardenas, allí subiremos hasta el Monte Urkulu, en la zona fronteriza entre España y Francia.
Como una de las partes de mi TRANSIBERICA, estuvimos recorriendo algunos rincones Navarros, y en particular esta zona pirináica, donde en tiempos no muy lejanos, la «caza de brujas», se convirtió en una pesadilla cotidiana, sobre todo para aquellos y aquellas que eran tachados de colaboracionistas con las fuerzas del mal.
Nuestra ruta nos llevó desde nuestro punto de partida hasta el Pueblo de Zugarramurdi, en pleno Pirineo Navarro.
Como he dicho más arriba, esta ruta es parte de una general a la que llamo TRANSIBERICA, y de la que poco a poco iré contando, desde de una visión general, hasta las rutas detalladas.
Las condiciones climatológicas que nos acompañaban en esta ruta embrujada, teñian de un profundo misterio los bosques que atravesábamos para llegar a Zugarramurdi.
La magia del entrever en la niebla, configuran la hoja de ruta en la búsqueda de lugares encantados. Bajo estas condiciones, la visión de los elementos más simples, hace comprensible la justificación de los hechos acaecidos durante los siglos XVI y XVII y que llevaron a la hoguera a tantos navarros y navarras acusados de brujería.
La belleza de estos bosques, es indiscutible, sean cual sean las condiciones climáticas que los envuelvan..
Zugarramurdi, una de las localidades Navarras, tal vez la más importante, que dan forma a esa Navarra Embrujada, que bien merece una pausada visita en la que profundizar en su entorno e historia para hacernos una idea más concreta de lo que allí paso.
Brujeria, akelarres, hogueras, inquisición, cuevas, denuncias, persecuciones, demonios, miedos… Todos y otros muchos conforman la historia de estos lugares.
Las cuevas de los alrededores de Zugarramurdi, forman el centro neurálgico de estas historias. Lugar de celebración de los aquelarres y otros encuentros con fuerzas demoniacas. Estos impresionantes túneles kársticos impresionan al visitante, que aguzando un poco el oído, y con otro tanto de imaginación, llegará a oir aquellas frenéticas melodías satánicas.
Y así asistir a alguna de aquellas manifestaciones festivas que acabaron en la hoguera según veredicto de los juicios promovidos por la Inquisición-
Aún en la actualidad, en algunas puertas de entrada de viejas casonas en estos valles, cuelgan sus moradores una flor de cardo, porque todavía perdura la creencia , como hace siglos, de que esta flor actua de amuleto para espantar a los malos espíritus e impedir la entrada de los mismos en la vivienda, quedando de esta forma sus moradores protegidos de ellos
Visitando el Museo de las Brujas, de Zugarramurdi, emplazado en un antiguo Hospital, podremos percibir el halo y ambiente misterioso derivado de la conjunción de la utilización que ha tenido la vieja casona. Sus poderosos muros, nos hablarán de las penurias de sus antiguos moradores, de sus enfermedades y sufrimientos, mezclándolos en la actualidad con datos, historias y enseres de las no muy lejanas practicas satánicas que se realizaban en los alrededores. Sensaciones que el viajero observador percibirá con claridad. Experiencia recomendable.
Los cuernos de carnero, representación física de Lucifer y otras fuerzas del mal, nos recuerdan constantemente el contenido ritual satánico de las fiestas orgiásticas entre brujas y demonios.
Los expedientes por brujería de cientos de hombres, mujeres y niños navarros, acusados de poseer poderes sobrenaturales y de adorar y colaborar con el Diablo, pasaron por las mesas de los inquisidores, como paso previo de estas gentes hasta su destino final: Las llamas de la hoguera .
Se dice que, todavía algunas noches, con luna o sin ella, por estos pueblos, valles y bosques embrujados, se oyen las voces del Diablo, y que entonces, en estos lugares húmedos y escurridizos, aquellas brujas de antaño, vuelven a materializarse en forma de árbol, para así continuar con las fiestas demoníacas interrumpidas por el fuego inquisidor. Las tormentosas, retorcidas y tortuosas formas de los árboles que hemos podido observar lo corroboran. También en la lejanía nosotros no hemos oído al Diablo, pero sí el balido del carnero …
Durante los siglosXVI y XVII, Navarra vivió un fenómeno social importantísimo condicionado por el desarrollo de la brujería y sus consecuencias, incluida la fortísima represión del Santo Oficio, que aunque la erradicó físicamente no pudo hacerlo del sentimiento popular.
Vale la pena, como mi TWEETY, asomarse a estas tierras y gozar de todas sus bellezas, tradiciones, historia y sobre todo, el conocimiento de sus gentes. No os lo podeis perder.
La austeridad y sencillez de esta comarca de España, situada en la depresión del rio Ebro, a caballo entre Huesca y Zaragoza, no es óbice para que esté cargada de múltiples e interesantes detalles, haciendo de ella un conjunto geológicamente super interesante, con una particular flora y fauna, merecedora de más de una detallada visita, que colmará, sin ningún tipo de dudas, la mayoría de las expectativas de cualquier viajero que la recorra.
La mayor parte de su paisaje y ecosistema estepario y semi-desértico, incluyendo saladas y torrellones, nos indican sus orígenes de hace casi 20 millones de años, cuando toda esta zona era un gran lago alimentado por los ríos y torrenteras que le llegaban desde los Pirineos, y del que al vaciar sus aguas al Mediterráneo quedaron los lodos, arcillas y sedimentos que ayudados por las condiciones ambientales posteriores y actuales como fuertes vientos, mínimas pero torrenciales precipitaciones y climatología extrema en general, han configurado y dado forma los espectaculares y personalísimos paisajes que hoy podemos contemplar.
La dureza de estas tierras, así como la escasez de agua, han condicionado, desde su flora y fauna hasta sus asentamientos humanos, que han debido luchar y luchan contra esas particulares características para poder mantenerse y sobrevivir.
Así encontramos una vegetación, que aunque dominantemente mediterránea está marcada por características y endemismos más propios del norte de Africa y estepas asiáticas , tales como raquitismo, enanismo, etc. aún así y todo, esta estepa es cruzada por la Sierra de Alcubierre, que con alturas próximas a los 850 metros, la recorre en parte , como una espina dorsal, generando unas condiciones más favorables para su flora y fauna.
Entre su fauna, las aves, además de las que cruzan sus cielos en las etapas migratorias, ánsares, grullas y otras, encontramos entre las sedentarias, águilas, búhos y las avutardas, alondras, ortegas y gangas, estas últimas más propias de estos ambientes esteparios. Aparte de las aves, podemos observar, con un poquito más de esfuerzo y perfectamente adaptados a este particular hábitat, reptiles como la culebra bastarda y otras también inofensivas, a excepción de la víbora hocicuda, con la que hay que tener un poco más de cuidado, lagartos, escorpiones, anfibios y algunas colonias de tortugas, como el «galápago leproso«, en peligro de extinción y del que quedan muy pocos ejemplares
En cuanto a los mamíferos, además de conejos y liebres, recorren estos parajes algunos zorros, jinetas, comadrejas y tejones entre otros. Más en la sierra se pueden encontrar jabalíes.
Abundan los insectos, destacando la importancia que tienen para la comunidad científica, escarabajos y coleópteros, que hacen las delicias de los entomólogos al descubrirse constantemente nuevas especies.
De la población humana, nos llegan vestigios de algunos asentamientos íberos, lógicamente muy anteriores a la presencia romana, que se hace evidente por el descubrimiento de vías que unian poblaciones como las actuales Lerida con Velilla de Ebro, por ejemplo. Posteriormente, los musulmanes dejaron abundantes vestigios de su presencia, en forma de los toponimios de muchas de sus poblaciones, así como variadas construcciones, castillos, etc. La conquista cristiana se desarrolló en dos etapas, a partir del año 1094 con Pedro I, hasta Ramón Berenguer IV.
Una fuerte inestabilidad social marcó el paso de la Edad Media a la Edad Moderna, por lo que el hambre y las malas cosechas propiciaron un aumento considerable de la delincuencia, traduciéndose en estos ambientes en bandolerismo, con las ventajas añadidas que el entorno les propiciaba: protección en la sierra, grandes zonas esteparias poco pobladas, grandes distancias hasta poblaciones desde donde las autoridades podían enviar expediciones de castigo, etc. A partir de 1594, se empezó a solucionar el tema del bandolerismo y pillaje a los viajeros que se adentraban o debían cruzar estos parajes
Esta región fue asolada por la peste bubónica, que la afecto desde 1647 a 1654, así como diferentes guerras , que por su situación estratégica hicieron de Los Monegros, su campo de batalla, como la Guerra de Sucesión (1700-1715), la Guerra de la Independencia (1809), las guerrillas contra el invasor francés (1810-1811). Primera guerra Carlista (1833-1840)
Desde 1838 hasta 1875, también se vivieron tiempos revueltos. Se venden Monasterios, Cartujas y Conventos, aumentando así las superficies cultivables, aunque el pueblo llano no se beneficia en absoluto de estos cambios. Actuaciones políticas proclaman repúblicas independientes en estas zonas (República en Sariñena) y vuelven a aparecer partidas de bandoleros, una de ellas mandada por «El Cucaracha», tipo de leyenda famoso en todo Aragón, y que durante más de cinco años se dedicó a secuestrar y robar a los ricos propietarios de la zona. Aún después de muerto el Cucaracha , los bandoleros siguieron actuando hasta que las tropas Carlistas acabaron con ellos.
Aún en pleno siglo XX, una nueva contienda azota estas tierras : La guerra Civil Española (1936-1939). Este hecho interrumpen los trabajos que harán cambiar la fisonomía y transformación de estas tierras : El Plan de Riegos del Alto Aragón, aprobado en 1915.
Acabada la Guerra Civil, y hasta nuestros días, estos trabajos continúan con el fin de llevar a cabo las grandes Infraestructuras agrarias previstas, y que hacen posible la creación de grandes superficies de regadío, que juntamente con la creación de grandes, medianas y familiares empresas relacionadas con el turismo y la alimentación, puedan afrontar un futuro esperanzador. Las zonas de regadío, quedan patentes con las instalaciones efectuadas y alimentadas por el Canal de los Monegros, arteria vital en la zona.
Paralelamente, la ganadería, a pesar de la incógnita en torno a la cría de porcino, continua adelante con nuevas y modernas instalaciones, si bien son interesantes los «mases», que el viajero encontrará en su caminar por estos campos, Estos típicos mases, o corrales, o parideras, son construcciones utilizadas por los pastores y sus rebaños, así como por los agricultores con sus aperos, como refugio y estancia, dadas las grandes distancias entre las poblaciones, Es una verdadera lástima que estas, muestras de una forma de vida y trabajo en tierras inhóspitas se vayan desmoronando poco a poco y que las inumerables historias que sus piedras puedan contar se las lleven, como a las «capitanas» esos arbustos que los fuertes vientos azote de estas estepas, hacen rodar para diseminar sus semillas.
Mucho queda por ver, mucho por escribir. Sus gentes, sus trabajos, su arte y su artesanía, sus fiestas, pueblos, ermitas y castillos, sus historias particulares y generales, su gastronomía, sus detalles , y como queda tanto por ver y por escribir, SIGUIENDO A MI SOMBRA, volveré y continuaré.