Siguiendo el protocolo de mi TRANSIBERICA, aquí os hago conocedores de una de sus etapas, también por tierras Navarras, pero con un contenido un tanto especial: mi paso por Las Bardenas Reales.
Las Bárdenas Reales, uno de los parajes más singulares de Navarra, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Ocupa una superficie seca y árida, de aproximadamente 420 km2. Convirtiéndose de esta forma en el “desierto” más grande de Europa, y he entrecomillado desierto, ya que realmente sus características climáticas, sobre todo de pluviometría así como las especies vegetales que aunque pocas, la pueblan, hacen que no se la pueda catalogar como un verdedero desierto. Otra cosa es la sensación y el impacto inicial que recibe el visitante al deambular por sus paseos y que no duda en catalogarlo como tal.
Situada al sureste de la provincia de Navarra. Su particular morfología se debe al efecto devastador de las esporádicas y torrenciales lluvias y el fuerte viento (Cierzo) casi constante sobre esta , modelando un paisaje erosionado y maltrecho, semidesértico y de una gran belleza plástica , donde destacan sus barrancos prácticamente desprovistos de vegetación, mesetas “mesas” y sus cerros, “cerros cabezudos”, cuya coronación formada
por materiales más duros, impiden o ralentizan su completa erosión.
Paisaje impactante y sorprendente, donde La artista Naturaleza, ha ido esculpiendo una verdadera obra de arte, sobre materiales básicos: arcillas, yesos y areniscas valiéndose de unas herramientas que domina a la perfección, las lluvias y los vientos , trabajando durante cientos de años, bajo la mirada curiosa de los diferentes pueblos, vascones, romanos, musulmanes y otros, que han llegado, observado y continuado su camino, sin posiblilidades de echar raíces por ser estas unas tierras inhóspitas y duras, pero llevándose en su interior la experiencia de haber visitado uno de los museos naturales más mágicos y particulares que hubiesen podido imaginar. Si todavía no habéis estado, vé tras mi sombra y visítalo, vale la pena.
Singular forma la de este cerro, icono representativo de estos parajes, conocido como el «Cabezo de Castildetierra»
Circular por las pistas que rodean el polígono de tiro, perteneciente en arrendamiento desde 1951 al Ejército del Aire, te hace sentir la libertad y satisfacción propia de estar surcando las pistas de cualquier desierto del mundo. El recorrer estos lugares, confirma mi idea base de la TRANSIBERICA: que no es necesario hacer largos y costosos recorridos para disfrutar plenamente de diferentes lugares y paisajes . Muy cerca de nosotros podemos encontrar verdaderas maravillas. El viajero se queda extasiado contemplando estos horizontes hostiles y duros que en su dia marcaron las fronteras entre el Reino de Navarra y los árabes, en los inicios de la Reconquista.
Hoy, en las zonas limítrofes de este Parque Natural, el Cierzo deja huella de su paso en forma de peaje , cuando se convierte en energía eléctrica al hacer trabajar a los molinos que la mano del hombre a colocado en puntos estratégicos. Ni vascones, romanos o musulmanes a su paso por aquí los vieron, pero la verdad, no se perdieron nada.
Aún hoy en dia, en estos tiempos dominados por los avances tecnológicos, una práctica ganadera que utilizan los pastores desde hace siglos, la transhumancia, repite año tras año , y utilizando cañadas, caminos y pasos, el desplazamiento , generalmente a pié, del ganado desde los montes hasta los valles y viceversa en la búsqueda de una mejor climatología y de jugosos y abundantes pastos para los animales. Por las Bardenas, pasa uno de esos caminos, el llamado “Cañada Real de los Roncaleses”, por donde cada 18 de Setiembre entran , junto al lugar denominado El Paso, rebaños huyendo de las inclemencias invernales de los montes, conducidos por expertos y sufridos pastores y sus inseparables y bien entrenados perros. En su honor, y reconocimiento, se alza el “ Monumento al Pastor Bardenero”
El día que efectué el recorrido por este museo natural , el tiempo no me acompañó, y el sol, como se suele decir : “brilló por su ausencia”, consecuentemente, las sombras y el colorido de estas peculiares formaciones, al recibir una iluminación plana, no impactaban como lo hacen cuando reciben la luz de la salida o puesta de sol, luz que potencia el dramatismo de las luces y las sombras sobre estas obras de arte. Por ello, voy a volver para poder gozar de la magia de esa iluminación. Cuando vuelva de mi nueva visita, ampliaré este blog.
Continuamos nuestro camino hacia el Norte, donde visitaremos otras zonas de Navarra, esta vez, en los Pirineos, paisaje totalmente diferente al de estas Bardenas, allí subiremos hasta el Monte Urkulu, en la zona fronteriza entre España y Francia.